¿Cómo logramos que los niños comprendan un concepto tan abstracto como la huella de carbono? Sabemos que una charla de una hora en un colegio no lo logrará. Incluso para los adultos, calcular nuestra huella de carbono puede ser una tarea tediosa. Hay calculadoras en internet que requieren que llenemos formularios interminables o usemos planillas de Excel complicadas. ¿Cuánto esfuerzo estamos dispuestos a poner para entender el impacto en el planeta de ese café que tomamos cada mañana?
Así que pensamos: ¿qué tal si lo hacemos divertido? ¿Qué tal si lo convertimos en un juego?
De esta idea nació Carbonada, un juego educativo en el que los niños pueden aprender sobre su impacto en el medio ambiente de manera práctica y entretenida. Imaginemos que estamos cocinando una carbonada y que cada ingrediente que eligen se suma a la huella de carbono total. Si se pasan del límite, la carbonada explota. Es una lección simple, pero poderosa, que les enseña a ser conscientes de lo que usan, compran o hacen.
La huella de carbono es una metáfora que se utiliza para describir el impacto total que algo tiene en el medio ambiente, específicamente en términos de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global. El término carbono se emplea como un atajo para referirse a todos estos gases. Así, la huella de carbono representa la mejor estimación posible del impacto total que una actividad, un objeto, un estilo de vida, una empresa, un país o incluso el mundo entero tiene sobre el cambio climático1.
¿Cómo funciona?
Nos fascina cuando la IA escribe historias, compone música o genera imágenes. Esa es la parte atractiva de la IA, su capacidad para crear. Pero hay algo menos conocido, algo que podría cambiar la forma en que interactuamos con la información: su capacidad para leer y escuchar.
La IA puede leer y entender todo lo que la humanidad ha escrito, y buscar y procesar esa información de maneras inimaginables. Así es la búsqueda semántica, una herramienta que permite a la IA encontrar lo que necesitamos entre montañas de datos, casi como si estuviera escuchando nuestras preguntas y buscando la mejor respuesta. Y podemos dar un paso más. No solo le damos datos para procesar, sino también instrucciones para actuar, como realizar cálculos complejos como la huella de carbono de un objeto. Es como decirle: “No solo entiendas esto, sino haz algo con ello”.
En Carbonada, hemos creado una API que estima la huella de carbono de diversas actividades, desde el café matutino hasta las vacaciones en el extranjero. Una API es un puente de comunicación entre sistemas. Las aplicaciones en nuestros teléfonos, como las de comida, chat o juegos, usan APIs para enviar y recibir información. Nuestra API es pública y puede ser usada para calcular la huella de carbono. Esto permite crear un filtro en TikTok que muestre el impacto ambiental de los memes, o analizar documentos legales en busca del impacto ambiental de una empresa. Las posibilidades son infinitas.
Alcances
Lo que comenzó como una simple idea se convirtió en una herramienta educativa que puede cambiar cómo las futuras generaciones entienden su impacto en el planeta. Tanto el juego y la API están disponibles de forma gratuita. En poco tiempo pasamos de una idea a una solución técnica viable que puede llegar a miles de niños y, quién sabe, cambiar el mundo.
Este fue nuestro proyecto en la primera hackathon de OpenAI en Latinoamerica, organizada por CommunityOS, auspiciada por Fintual y patrocinada por la Cámara Chilena de la Construcción y el Ministerio de Ciencias. Nuestro equipo fue conformado por Alonso Astroza, Víctor Navarro, Luis Miranda, Claudia Navarro y Bastián Araya.
Footnotes
Berners-Lee, M. (2022). The carbon footprint of everything (2nd ed.). Greystone Books.↩︎